Nuestra brigada nace como parte de las actividades preparatorias y conmemorativas del 30 aniversario del Golpe de 1976 en Argentina. Tres santiaguinos, un californiano y yo, organizamos y ejecutamos en aquella semana de febrero de 2006, una decena de murales en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Participaron con nosotros decenas de jóvenes (la mayoría militantes de la juventud comunista) y una vez regresado "el mono" y sus compañeros a Chile seguimos pintando hasta el día de hoy casi de manera ininterrumpida. Aquella campaña terminó el propio 24 de marzo con un mural realizado en la Avenida de Mayo a escasas cuadras de la histórica plaza.
Lo realmente significativo, lo que nos sorprendió a todos, fue la repercusión que aquella escasa docena de murales tuvo en nuestras vidas pero más aun en un sector de la juventud argentina. Por dar un solo ejemplo caminaba por la Av. de Mayo en este último aniversario del golpe, miraba las columnas de las organizaciones políticas y sociales desfilar hacia la plaza, cuando veo pasar una encabezada con un gran pasacalle que tenía a ambos extremos los característicos diseños de nuestra brigada. Cuando levanté la cámara para tomar una foto, uno de los que la sostenía al adivinar la maniobra me saludó. Estoy seguro que me reconoció, eran jóvenes de la Provincia de Santiago del Estero, a quienes yo no conocía. Claro, en una oportunidad realicé un mural en la capital de esa provincia en defensa del derecho de los Pueblos Originarios (creo que ese mural aun existe, enfrente del banco de la provincia) y seguramente ha sido ese mural el verdadero responsable. Lo real es que esos diseños ya no son nuestros, como dejaron de serlo a su tiempo del "mono" González. Esos motivos son de quienes los usan en el sentido y en el contexto que fueron creados (genuinamente los usan), es decir como expresión ideografica de un sentimiento y ansia de libertad que busca materializarse.
Traigo esto a cuenta por que no ha sido la excepción sino la regla. Más allá de la actividad de nuestra brigada, que en realidad fue una escuela de este concepto brigadista del arte (Biografia del Arte Brigadista Chileno http://bibliografiadelartebrigadistachileno.blogspot.com/) fueron surgiendo a lo largo de estos breves años un sin fin de murales y de grupos de jóvenes muralistas que se sirvieron de este concepto y de esta estética para propagandizar sus luchas haciéndolas visibles de un modo bello y original. Fueron las propias imágenes la mejor escuela, ya sea la de los cientos de murales diseminados por la vasta geografía de mi país, ya sea la de las fotos recogidas por la prensa, subidas a internet, pasadas de mano en mano, como boceto de la rebeldía y de la acción revolucionaria tanto en el arte como en la vida. Esto me produce un gran orgullo y una gran satisfacción. Más allá de todo, si tuviera que hacer (como intento ahora) un balance, tendría que decir eso en primerisimo lugar: la satisfacción y el orgullo de haber sido disparador de un fenómeno tan interesante que espero alguien algún día se ocupe de conmensurar.
Hoy las circunstancias de la vida me han hecho que comparta mis días entre Asturias y mi país. Si bien sigo conectado a todos los proyectos que durante una vida forje y que me atan al gran pueblo americano, no es menos cierto que la distancia hace que algunas cosas se tornen complicadas. Debo decir a manera de autocrítica que en estos años tan prolíficos no pude nunca consolidar un grupo (por pequeño que sea) encontrar una persona, como el mono encontró en mi alguien que pudiera captar el mensaje profundo detrás de la técnica, del propio contenido, de la propia intencionalidad. Por decirlo de algún modo entender al mural como una empresa militante pero además respetar su complejidad, sus leyes, sus posibilidades... todo eso que hay que saber para poder sacrificarlo en pos de la participación del otro... del condenado, del alienado, del sujeto mismo de los cambios radicales que nuestro continente y la humanidad misma necesitan. El mural (el arte) como vehículo de la liberación individual y social.
En ese sentido debo agradecer mucho al mono (la suerte que tuve de intercambiar con él tan larga e intensamente) y a la brigada misma, ya que pude experimentar aquello en lo que siempre había creído... ver la cara de esos chicos, ver la alegría de los militantes, de los pobladores, de los marginados... ellos con sus pinceles creando de sus propias manos... contando en su propia voz su propia historia... eso es mucho mas que "Arte contextual", una moda mas en definitiva, entre tantas modas que se piensan nihilistas. Seguramente seguiré pintando circunstancialmente murales, pero ya no como BJC... es preciso que la brigada muera para que lo bueno y lo malo de esa experiencia pueda ser capitalizado por los que vienen detrás. Hoy en Argentina ese arte se expande en un ámbito y de un modo que los muralistas argentinos de siempre no pensaron... tambien es importante que fracasamos en lo mas importante... en inculcar un concepto y por sobre todo una actitud ante el arte y ante la realidad... los murales que hice con Alejandro Urra este aniversario en Buenos Aires son los últimos que para mi ha efectuado esta brigada. Que sigan pintando ahora los que por ella nacieron y ojalá sean tan fecundos todos como esta experiencia. "Canción que ha sido valiente, siempre será canción nueva", allá quedaron los pinceles herrumbrados en un bolso de mi habitación en Buenos Aires... descansan por que se lo merecen y cuando pinte lo haré con pinceles nuevos.
Armando de Magdalena
Santoseso de Candamo, Asturias
13 de abril de 2011
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